Monday, January 09, 2006

El por qué escribimos


En ocasiones me pregunto a solas mientras me miro al espejo: ¿Por qué escribes?... ¿Por qué se escribe?... esa es una pregunta que ronda inevitable las mentes de todos aquellos que han decidido entregar un poco de su tiempo mortal a fotografiar las ideas a través del pequeño lente de una hoja de papel.
Recuerdo una frase leída en una columna hace mucho, cuyo título también tenía relación con la pregunta del por qué escribimos… “Escribimos para matar al tiempo, que a su vez nos mata lenta pero inexorablemente”… Matar el tiempo… ahora que recuerdo esa frase tantos años después ya no lo veo así… no queremos matar el tiempo, todo lo contrario, queremos detenerlo, queremos aprisionarlo entre nuestros reglones. Tomarlo por sorpresa y forzarlo a que se quede estancado en nuestras páginas el resto de su vil existencia.
Queremos inmortalidad, trascender, que la mente logre lo que el cuerpo anhela… existir después de morir…
Pero no solo eso. Escribimos porque queremos jugar aunque sea en una forma burda y sencilla, en una manera básica y cotidiana a ser Dios. Sentir el poder de la creación y la destrucción, de la venganza y la justicia, el poder de inflingir dolor y a su vez obrar milagros.
Somos humanos antes que nada. Por ende arrastramos imperfecciones las cuales nos han llevado a cometer actos que atentan contra la paz y la alegría de otros. Hemos sido además, víctimas del control de otros en nuestra vida, de sus actos de infamia y tragedia hacia nosotros, ya sea por amor o por miedo. Hemos amado y perdido, amado y callado, amado y triunfado….
Por eso escribimos… para jugar a Dios… para tomar todas esas faltas hacia nuestra persona, o aquellas que hemos provocado a los demás e intentar enmendarlas en un mundo ficticio. Somos esclavos de nuestro pasado y aunque somos capaces de crear un futuro y de sacar la fortaleza para seguir viviendo, siempre queda en la mente cual hambre nunca satisfecha, el dolor expiatorio de liberar nuestra pena, culpa, gozo o nostalgia.
Que sencillo pensarte cuantas veces puedo matarte, cuantas veces puedo hacerte morder el polvo a ti causante de mis males. Que rápido y preciso te engalano con coronas de oro y plata, te nombro autoridad máxima del cielo y la tierra a ti fascinante ser creador de mi alegría.
En un chasquido de dedos recibo mi venganza, cumplo mis sueños y duermo como recién nacido libre de culpa y remordimiento. Y si al día siguiente mi accionar o mi actuar aún no me han satisfecho, solo presiono una tecla y vuelvo a comenzar…
Escribimos por anhelo, escribimos por desahogo, escribimos para crear universos donde aquello que no existe son los males y los errores.
Adonde iré mañana?… no lo sé… pero queden advertidos ustedes causantes de mi pena, que adonde quiera que vaya los perseguiré con balas de tinta que gritan justicia, y en lo más oscuro de la noche rezaran porque escriba el final…
Y todos aquellos que han sido bellos con la vida recibirán hoy como siempre tesoros hermosos y aventuras eternas en los reinos infinitos de la imaginación… Pero eso sí que quede claro que del papel a la vida hay mucha carne de por medio y yo no soy nadie para impartir justicia ni juzgar lo bueno y lo malo. A todos les llegará su momento de responder ante alguien supremo. Mientras eso suceda bajemos la cabeza y respetemos el uno al otro y regresemos en silencio cuando caiga el sol, a nuestro pequeño escondite de hojas y pensamientos a justificar con personajes e historias… el por qué escribimos…

3 Comments:

At 3:23 PM, Anonymous Anonymous said...

Simplemente Excelente Le Chanche !!

 
At 9:07 PM, Blogger Unknown said...

Impresionada!!! hasta se me puso la piel chinita!
Un abrazo.

 
At 8:17 AM, Blogger noticias saludablemente said...

Siempre me pregunto lo mismo y la mejor respuesta me la dio Vargas LLosa...Escribimos para conciliar con nuestros demonios.

 

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